ESTUDIO REVELA QUE EL 35% DE LOS PADRES DE CLASE MEDIA PAGA POR LAS NOTAS DE SUS HIJOS

TEXTO DE "LA TERCERA"

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En EE. UU. se han multiplicado las escuelas que pagan a los niños por sus buenas calificaciones o asistencia completa. Una práctica que es habitual en las familias chilenas, según una investigación de la Universidad de La Frontera, pero que es vista con preocupación por los expertos.

En Estados Unidos han crecido como una mancha de aceite. Primero fue Nueva York, le siguieron Baltimore, Chicago y el distrito de Columbia en Washington, entre otros. Todas iniciativas que entregaban un estímulo en dinero a cada niño por las buenas notas o asistencia completa en la escuela.
Medidas que no han estado exentas de polémica, pero que en Chile son prácticas habituales en los hogares. Así lo reveló un estudio realizado por Marianela Denegri, doctora en Psicología de la Universidad de La Frontera, y Miguel Ángel Lara, sicólogo de la misma universidad, entre 150 niños de Temuco. La investigación, financiada por Fondecyt, concluyó que el 35% de las familias de clase media tiene como práctica habitual pagar a sus hijos por las buenas calificaciones en la escuela.

La misma costumbre, sin embargo, no es práctica habitual en el estrato socioeconómico alto (sólo el 9,3% de los encuestados paga por este ítem) ni en el nivel bajo, donde sólo siete de cada 10 entrevistados lo hacen. El estudio concluyó que en el nivel alto, sí se entrega una mesada regular a los niños, práctica que no es replicada en la clase media ni en la baja, y además, se entrega dinero a cambio de trabajos domésticos, los que habitualmente son encargados a personas externas, como lavar el auto.
En cambio, en la clase media el único desembolso regular como estímulo propiamente tal lo constituye el premio a las notas. ¿Por qué? "La educación para la clase media es un tema prioritario. Es la única herencia que se puede dejar a los hijos", explica Marianela Denegri.

PROS Y CONTRAS

En Chile, el estudio de Denegri no indaga en los montos que entregan los padres por las buenas notas. Mientras que en Estados Unidos, los montos oscilan entre US$ 50 por cada A en Chicago y US$ 20 en Nueva York.
Ya sea como método establecido o como práctica espontánea de los padres, lo cierto es que la lógica que hay detrás de ambas prácticas es la misma: colocar un incentivo extrínseco y material al estudio. Por tanto, sus consecuencias son similares y preocupan a los expertos. "El estudio debiese tener una motivación intrínseca: estudio porque quiero aprender. Al colocar un estímulo externo, se pierde esa motivación inicial. Además, los padres disminuyen la autonomía de los hijos: estudiar es parte de su responsabilidad", dice Denegri.
Es, en parte, el razonamiento que tienen en el nivel socioeconómico más alto. "Los padres de nivel socioeconómico alto perciben que si el niño no cumple con sus obligaciones de escolar, no tendrá regalías, se deja en manos de la autonomía de los niños", agrega la experta.
Si bien el impacto de los programas de Estados Unidos ha sido analizado con buenos resultados, pocos han investigado qué pasa cuando el estímulo del dinero desaparece. Una investigación que analizó el programa de pago de incentivos por notas en Texas, realizada por la Universidad de Cornell en Ithaca, encontró que, luego de la aplicación del sistema, el número de estudiantes que aprobaba más de tres cuartas partes del SAT, examen de ingreso a las universidades norteamericanas, subió en un 33%. Además, el número de alumnos que se matriculó en las escuelas públicas de Texas subió en un 8%. Otra medición hecha a los alumnos de Coshocton, Ohio, encontró que los cien dólares al año que podían ganar los estudiantes habían sido suficientes para subir su rendimiento en matemáticas.
Lo único que estas investigaciones no cubrieron era si las mejoras se debían a cambios en las estrategias pedagógicas de los profesores o si realmente eran atribuibles a la recompensa económica.
Tampoco han indagado profundamente en las consecuencias sobre la motivación intrínseca de los escolares. Sólo una de las investigaciones lo incluyó y los resultados no fueron alentadores: la recompensa económica duraba sólo un año, así es que al siguiente periodo académico, mientras los dólares desaparecían, también lo hacía todo lo ganado en mejores rendimientos.

COMENTARIO:

Ver que los padres den dinero a sus hijos, no es cosa nueva... Desde que entré a estudiar, he oído a mis compañeros decir que si logran sacarse un 7, sus padres serían capaces de darles dinero, llevarlos de paseo o comprarle lo que ellos pidan. Y después de todo no está mal, o sea, no está tan mal, dependiendo de las circunstancias en las que el alumno se encuentre. Si esto ocurre durante la enseñanza básica, encuentro justo que un niño reciba un insentivo, después de todo su deber es PASAR DE CURSO, no PASAR DE CURSO CON UN 7, por lo que no estoy en desacuerdo con tal medida. la situación cambia radicalmente cuando un alumno ingresa a la educación media. Allí ya no deberían correr los insentivos, ni los bonos ni los regalos... ya que lo que ahora ellos están estudiando, entra en directa relación con lo que sucedería con su futuro si deciden estudiar una carrera universitaria, ya que en una gran cantidad de casos (incluído el mío... XP), son las calificaciones las que permiten ingresar a una carrera profesional... En fin, los "premios", están bien, o sea yo los considero así, pero los padres deberían saber colocar límites hasta cuándo entregarlos, ya que no vaya a ocurrir que después sus hijitos no hagan las tareas porque no reciben un premio a cambio...